No es que hayan llegado a las Ciudades.
Teotihuacán, 500 años después de Cristo, era la ciudad más grande del mundo; por eso, es muy importante insistir, que los pueblos del Abya Yala su-frieron desplazamientos a causa de los colonos que llegaron a construir otros espacios o ciudades bajo el modo de vida del occidente.
Hoy, en Colombia se cuentan con 1.400 000 nativos, de los cuales el 30% de los originarios se ubica en las ciudades, con más de 170 cabildos urbanos. En Bo-gotá, se encuentran 13 pueblos organizados, con 14 cabildos legitimados por las comunidades y legalmente reconocidos por el decre-to 612 del 31 de diciembre de 2015; además, por los previos trabajos desde el principio de la unidad de los pueblos, en el año 2011 emiten el Decreto 543 para adopción de la política pú-blica de pueblos originarios en el contexto del Distri-to. Lo anterior, enmarca 9 caminos para la política pública para los pueblos originarios:
Gobierno Propio y Au-tonomía, Ca-mino de Identidad y Cultura, Ca-mino de Edu-cación Propia, Camino de Seguridad Económica Propia, Salud y Medicina Tradicional, Protección y Desarrollo Integral, Ca-mino Hacia la Soberanía y Seguridad Alimentaria, Ca-mino de Territorio y Cami-no de Consulta Previa, par-ticipación y Concertación.
En Bogotá, este recono-cimiento e inclusión par-cial por partes de algunas instituciones, es fruto de los diversidad de procesos originarios. En este sentido podemos percibir 2 tenden-cias de los procesos; por un lado, los que están reconocidos por el Distrito, como los cabildos: Inga, Ambika Pijao, Kichwa, muisca Bosa y muisca Suba se deben a hechos puntuales de coyuntura con la llegada de las administraciones de izquierda desde la administración de Luis Eduardo Garzón, a excepción del cabildo del pueblo Inga. Estos cabildos fueron constantes para que parte de sus integrantes de sus comunidades accedie-ran a la institucionalidad del Distrito.
La otra ten-dencia, son los que es-tán repre-sentado en los cabildos, desde la le-gitimidad de sus comu-nidades, la cosmovisión autentica de sus pue-blos y que continúan ligados a los territorios de origen; por eso, su centro es continuar pensando en el territorio, asumiendo nue-vas dinámicas que faciliten la dignidad identitaria en la ciudad de Bogotá, como es el caso de los cabildos: Epe-rara Sia-Pidara, Misak Mi-sak, Nasa, Yanakuna, Uito-to, Wounan Nonaan, Tubu Hummuri Massa, Pastos y Kamentsa.
Unos en la búsqueda de continuar en la institucio-nalidad mediante la par-ticipación desde sus inte-grantes; otros en la lucha de seguir generando movi-miento desde la convicción de la comunitariedad, desde la legitimidad como lo hacen las 9 autoridades, que han llegado a esta ciudad por el conflicto interno que vive el país, por la estrechez territorial, la búsqueda de ingresos para un vivir bien, entre otras situaciones, es muy importante situar la diversidad de los procesos, que en los último 10 años, pese a sus situaciones inter-nas, los 13 pueblos con los 14 cabildos en Bogotá han dado muestra de continuar apropiando nuevos escena-rios de lucha para las nue-vas generaciones desde el principio de la unidad.
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