Venezuela mancillada

Al Pentágono lo que le interesa es el petróleo

A Trump y sus halcones les importa un bledo la democracia en Venezuela, el éxodo de venezolanos, la escasez de alimentos y de medicinas y en general la crisis y los sufrimientos que padece ese hermano pueblo, de la cual ellos son los principales responsables.

Han sometido al gobierno de Venezuela a un brutal linchamiento mediático para hacerle creer al pueblo venezolano y al mundo que el responsable de todos sus males es el “Dictador Maduro” que debe ser derrocado para “reinstaurar la democracia” en ese país. Pero lo que habían mantenido en el silencio mediático, que ya era un secreto a voces desde que invadieron a Irak, es lo declarado recientemente -con un cinismo aterrador- John Bolton quién deja claro que el propósito de Washington es el derrocamiento del “Dictador” Maduro para lograr que las empresas norteamericanas puedan administrar el petróleo de Venezuela.

Nada más y nada menos que adueñarse de la reserva de petróleo certificada como la más grande del mundo, de la que habían despojado al pueblo venezolano, con la complicidad de los enriquecidos y corruptos gobernantes del bipartidismo del llamado “pacto de punto fijo”, de la cuarta República. Reserva que fue recuperada y nacionalizada por el presidente Hugo Chávez, con un criterio democrático de redistribución de la renta petrolera para favorecer a los más pobres y potenciar el desarrollo de ese país.

Pero, con el descubrimiento de la gran riqueza mineral que alberga el llamado Arco del Orinoco, que ha puesto a Venezuela en la codiciosa mira de las grandes corporaciones gringas; entonces,  ya no solo van por el petróleo sino por la segunda reserva de gas más grande del mundo, la segunda reserva de agua dulce más grande del planeta, las más grandes reservas de oro y COLTAN (el oro  azul o mineral de la muerte) del globo terrestre, este último utilizado para el desarrollo de la tecnología y la nanotecnología; además de muchos otros minerales de gran valor. Es la voracidad extractivista del gran capital norteamericano, la que orquesta el golpe de estado filibustero para saquear las riquezas naturales que le pertenecen al pueblo venezolano.

La “ayuda humanitaria”, preludio de la “guerra humanitaria”

La realidad indica que la diplomacia y la política de las Américas ha sido copada por el eje fascista Trump-Bolsonaro, a la cual adhirieron los once gobiernos de derecha del grupo de Lima. Todos han empezado a atizar las llamas de la guerra. Nada indica que esta ofensiva para derrocar al gobierno Chavista se vaya a detener, está claro que pretenden llegar hasta las últimas consecuencias y les importa poco la opinión adversa de la inmensa mayoría de la opinión pública de la comunidad de las naciones.

El plan estratégico del pentágono, luego de la ofensiva mediática sustentada en falsas noticias sobre las supuestas atrocidades cometidas por el “régimen dictatorial”, prevé que el paso siguiente es difundir la idea de que, por la escasez alimentaria y de medicamentos, en Venezuela se vive una profunda crisis humanitaria, a la cual debe acudir la “solidaridad de la comunidad internacional”. El presidente impostado anuncia que “hay 300.000 personas, principalmente niños, en riesgo de morir” y que ya han llegado a la frontera colombiana “90 toneladas de alimentos y medicinas” para salvarles la vida. El señor Pompeo se apresura a informar que USA “ha aprobado una ayuda de 20 millones de dólares” para alimentar 20.000 personas durante ocho días; es decir, que entonces dejarían morir de hambre las 280.000 personas restantes anunciadas por Guaidó. La contradicción es gigantesca, no se compara con la cifra de siete mil millones de dólares que acaban de ser despojados (léase robados) a Venezuela, por vía de la expropiación a PDVSA de la empresa CITGO y sus activos en territorio norteamericano.

El presidente constitucional, Nicolás Maduro, califica de farsa y ridícula la supuesta “ayuda Humanitaria”, dice que su pueblo no está dispuesto a recibir limosnas y exige que si quieren ayudar al pueblo venezolano levanten el bloqueo y le devuelvan los miles de millones de dólares que le han robado en Estados Unidos  y Europa. El ilegítimo declara que si el gobierno no permite el ingreso de la “ayuda” a territorio venezolano entonces procedería a “autorizar una intervención militar extranjera” para llevar la ayuda a “los necesitados”. El pretexto para hacer uso de la intervención militar en Venezuela que Trump tiene sobre la mesa, está servido. El riesgo de la guerra acecha al pueblo venezolano y latinoamericano. Falta ver que el desquiciado que gobierna a los Estados Unidos la desencadene y sus perros falderos de Brasil y Colombia lo secunden.

Hay que denunciar que no se trata de una real ayuda humanitaria, porque para que tenga tal carácter debe cumplir con unos requisitos y no los cumple. Christoph Harmisch, jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia, ha declarado que “Nosotros no participamos en lo que no es para nosotros una ayuda humanitaria” y aclara que se trata de “una ayuda que un gobierno decide”, se supone que unilateralmente. Manifiesta que “para la CICR el término “humanitario” debe ser protegido por los principios fundamentales de esa organización como son la independencia, la imparcialidad y la neutralidad”. Es completamente claro que la tal ayuda de USA a Venezuela no es humanitaria, no solo porque los principios anunciados por el jefe de la delegación del CICR en Colombia no se cumplen, sino porque es el pretexto para justificar la tan recurrida “guerra humanitaria” desarrollada tantas veces en tantos países, con el mismo formato, por dicha potencia imperialista. Guaidó, además de impostor, resultó ser un apátrida que actúa a la medida de Trump y sus halcones. Debería ser juzgado por traición a la Patria. Someter a su pueblo a un baño de sangre es sencillamente un crimen de lesa humanidad.

Lo que sigue es la Guerra

El escenario se ha tornado macabro. El gobierno venezolano no ha permitido el ingreso de la minúscula “ayuda humanitaria”, ante el fracaso del primer intento de ingresarla a territorio venezolano, el ilegítimo aliado de Trump ha citado jornada de protesta, en la frontera con Cúcuta, con el propósito de entrar, según él, si o si, la “ayuda” a Venezuela el 23 de febrero de 2019.

Al pentágono poco le importa la cantidad y la calidad de dicha “ayuda”, lo que le interesa es demostrar que el gobierno se niega a permitir su ingreso, para proceder, según circulan informes, a distribuirla en aviones de guerra norteamericanos, lo cual constituirá una provocación que tendrá respuesta de la FANB. Este será el pretexto de USA para desencadenar la agresión militar al hermano pueblo venezolano. El mundo está al borde de una guerra que tendrá su epicentro en nuestra hermana Venezuela, guerra sobre la que no conocemos sus dimensiones y alcances.

Según la analista de Sputnik arriba citada “los medios de comunicación globalizados están tratando de convencer a la opinión pública que Venezuela está en vísperas de “una guerra desproporcionada” del pentágono para derrocar el régimen de Nicolás Maduro”. Aclara que están lejos de la realidad porque “Las Fuerzas Armadas Bolivarianas con armamento ruso y chino tienen un alto nivel de preparación, están bien equipadas. ¿qué podrían hacer 5000 fuerzas especiales norteamericanas que supuestamente el halcón J. Bolton hizo transferir a Colombia o los mercenarios colombianos, ¿interviniendo en Venezuela contra unos 500.000 miembros de la FAB y la GANB?”.

Agrega que, tanto las tropas como la oficialidad “han sido educados en el espíritu bolivariano y el antimperialismo norteamericano. Los oficiales tienen una posición privilegiada en el país y un gran número de ellos fueron graduados en las escuelas militares de Rusia, China y Cuba”. Además, ha quedado demostrado que, “La mayoría de los oficiales mayores y generales, son fieles al gobierno de Maduro y lo consideran el único dirigente del país”

Igualmente, las tropas invasoras, además de las 500.000 tropas de la GANB y las FAB, tendrán que enfrentarse con cerca de dos millones de milicianos en armas agrupados en 50.000 Unidades Populares de Defensa – UPN, al estilo de los CDR en Cuba, en todos los barrios, veredas y pueblos del país. Fuerzas equipadas con sofisticados armamentos suministrados por Rusia (4.000 millones de dólares) y China (2.550 millones de dólares), estaciones de rastreo satelital e instalaciones cibernéticas, instaladas por las dos potencias. Además de las famosas instalaciones antiaéreas S-300 recién utilizadas exitosamente en Siria. Advierte la especialista que “sería una locura iniciar una intervención militar en Venezuela que, según las estimaciones del Pentágono involucraría a no menos de 100.000 soldados norteamericanos destacándose una guerra que duraría no menos de dos años”.

Finalmente destaca que “Rusia y China están apoyando a Venezuela y sin duda estas potencias respaldaran a Nicolás Maduro en el caso de un conflicto bélico, si no, mediante participación directa, si con el abasto de armamento sofisticado y con presencia de voluntarios que representaría una severa pérdida humana para Washington”, seguramente superior a las pérdidas sufridas en Vietnam y Corea.

 Detener la guerra, imperativo de los pueblos de Latinoamérica y el mundo

Es evidente que a USA y sus halcones les resbala el rechazo mayoritario de la comunidad internacional en caso de que decidan invadir a Venezuela. La postura de China y Rusia es un obstáculo que puede. Lo que está en juego es la vida del pueblo venezolano y sus vecinos, porque el conflicto se extendería a toda la región, principalmente a Colombia y Brasil, cuyos obsecuentes gobiernos atizan la guerra.

El pueblo Chavista, que es mayoritario, se ha hecho en las calles de ciudades pueblos y veredas, Fuerzas Armadas y milicias populares con su conciencia chavista, bolivariana y antimperialista anuncian estar listas para su decidida resistencia contra la agresión, pero claman por la paz y la solución política del ya prolongado conflicto. Solo la oposición extremista venezolana clama por la guerra y Trump parece decidido a complacerla.

Solo la solidaridad de los pueblos movilizados del mundo podrá detener una guerra de impredecibles proporciones que amenaza la paz mundial. Pequeñas movilizaciones de rechazo a la guerra contra Venezuela se han sentido en Argentina, Estados Unidos y España. Es urgente conformar el frente único de pueblos y movimientos por la paz y contra la agresión imperialista al pueblo venezolano, por la defensa del derecho internacional de la paz, la soberanía y la autodeterminación del pueblo venezolano y los pueblos del mundo. Colombianos y venezolanos debemos hacer un solo frente contra la guerra y exigir la solución pacífica del conflicto. Evocamos la consigna que retumbó en el mundo entero y paró la guerra del Vietnam: ¡FUERA MANOS YANQUIS DE VENEZUELA!

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