La avenida calle 153, en el tramo comprendido entre las carreras 7 y 9, se ha convertido en motivo de creciente preocupación para los habitantes de Usaquén. A pesar de tener apenas entre seis y siete años de haber sido entregada al servicio, las calzadas norte y sur muestran un deterioro progresivo que sorprende por su rapidez y severidad. Lo que debía ser una vía moderna y segura hoy evidencia grietas extensas y baches que, además de afectar la movilidad, representan un riesgo serio para quienes transitan diariamente por la zona.
El agrietamiento es visible a simple vista y, en varios puntos, los baches ya alcanzan una profundidad considerable. Ciclistas y motociclistas son los más expuestos: las ruedas pueden quedar atrapadas en las grietas, provocando caídas o maniobras peligrosas que podrían terminar en accidentes graves. A esto se suma el riesgo para peatones, especialmente para quienes, por necesidad, deben cruzar la avenida en sectores donde el pavimento se ha fracturado. “El peligro es evidente. Uno pasa con temor, sobre todo de noche, porque los huecos no se ven”, expresó una residente mayor del sector.
Ante este panorama, la comunidad hace un llamado a la Alcaldía Local de Usaquén para que active los mecanismos necesarios frente al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y la Unidad de Malla Vial, con el fin de detener el avance del deterioro. Los vecinos se preguntan si aún existen pólizas de garantía vigentes que permitan exigir la reparación inmediata de la obra, o si será necesario destinar nuevos recursos públicos para intervenir una vía que, en teoría, debería encontrarse en óptimas condiciones.
Durante un recorrido por la zona, ciudadanos que integraron la veeduría ciudadana encargada de hacer seguimiento a la obra como Bernardo Sánchez, Pedro Poveda y Guber Zora recordaron que este tramo tuvo retrasos significativos en su construcción. Según ellos, una vez entregado, esperaban que la calidad fuera proporcional al tiempo y a la inversión realizada. “Nos preocupa que, después de tanta espera, la vía se esté deteriorando tan rápido. Las autoridades deben explicar qué está fallando”, afirmó uno de los integrantes de la veeduría.
La comunidad insiste en que la situación no puede seguir ignorándose. Mientras el deterioro avanza día a día, los riesgos aumentan y la movilidad puede complicarse. Los residentes esperan respuestas ágiles y acciones concretas para garantizar que esta importante vía del norte de Bogotá no continúe deteriorándose y vuelva a ser segura para todos.















