Los indígenas no están acá por su voluntad, han sido víctimas de la violencia llevada a sus territorios ancestrales para despojarlos sin piedad.
Ellos reclaman soluciones y garantías reales para regresar a lo que les pertenece, no que les sigan violando sus derechos ahora en Bogotá.
Al parecer el paramilitarismo, los escuadrones de la muerte, los grupos ilegales, el narco tráfico y la minería ilegal son los culpables de su desplazamiento, con el propósito de robar sus tierras ante el silencio y las promesas incumplidas del gobierno nacional. A esto se suma el reclutamiento de niños y niñas por estas milicias.
El desespero hizo que cerca de 2 mil indígenas con sus familias, llegaran a Bogotá para proteger su vida y clamar la ayuda estatal, pero, todo lo contrario, no han sido escuchados y varios han sido los intentos de expulsión con ESMAD incluido, ordenado por la alcaldesa Claudia López que al parecer no la conmueve esta tragedia humana de los hermanos indígenas Emberá.
En la diáspora indígena iniciada hace varios años, los Emberá, ahora desplazados al parque Nacional después de haber pasado por hogares de paso y un sin número de sitios, enfrentados al inclemente clima bogotano, durmiendo en cambuches de plásticos improvisados, con una mala y escasa comida al día, con mujeres embarazadas y niños enfermos y desnutrido incluyendo también mayores y mayoras, son nuevamente revictimizados ya que a los compromisos incumplidos por el presidente Duque, se suma nuevamente varios intentos de expulsión del parque Nacional por la administración distrital.
Según la ONU son más 45 mil desplazados en lo que va corrido del año 2021, los cuales están dispuestos a regresar a sus tierras siempre y cuando se den las garantías de seguridad y las ayudas económicas respectivas, ya que el desplazamiento los obligó a dejar cultivos y animales abandonado.
En Colombia han sido más de 245 líderes indígenas asesinados, con la aclaración que podrían ser muchos más.
INDEPAZ
En los pronunciamientos de diferentes funcionarios de los gobiernos nacional y distrital, afirman que están dadas las condiciones para el retorno a sus territorios, pero los indígenas saben de primera mano que esto es falso, ya que la violencia y los factores de inseguridad que los obligó a salir, se perpetúan.
Aun cuando los pronunciamientos de las Cortes obligan a los gobiernos facilitar el retorno a sus territorios ancestrales, estos no se cumplen. Todo lo contrario, es lo que deja ver la alcaldesa Claudia Nayibe López en los pronunciamientos, pues no hay voluntad política para encontrar soluciones definitivas, pues las mesas que deberían instalarse, por los menos hasta la fecha de esta impresión, no se habían dado con las garantías de intérpretes de la lengua nativa para un entendimiento general.
En solidaridad con los hermanos Emberá, han acompañado la comunidad Yanacona, Uitoto, Wayu de Bacatá, Emberá katyos, Tubeos, Pijaos, Muiscas, Nasas, Senú, Pastos, Coreguajes, Coconucos y otros más de los catorce cabildos indígenas residentes en Bogotá que sufren o han sufrido en algún momento los rigores de la violencia, el desplazamiento y la falta de oportunidades en sus territorios.
Parece increíble que gran parte de la ciudadanía en Bogotá, desconoce este hecho social. Por eso la comunidad desplazada que se encuentra en el parque Nacional, hace un llamado a la solidaridad, buscando el apoyo en las diferentes organizaciones sociales, étnicas y religiosas, fundaciones, entidades sin ánimo de lucro y comunidad en general para que el gobierno a través de sus instituciones respectivas, envés de reprimir y amenazar, cumpla con el mandato constitucional y ofrezca las garantía para volver a los territorios ancestrales a que pertenecen.
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