Nicolasa Ibáñez foto: academiaocana.blogspot.com
Las Ibañez, el verdadero origen de la putrefacta oligarquía colombiana
Aquí no importa que sean de origen libanés, escoces, alemán, español, indígena, italiano, etc. En Colombia los políticos vienen de dos mujeres que se apretaban los senos para resaltarlos y se ponían corsé para aplanar sus estómagos lascivos y sus vientres ávidos, su apellido Ibáñez, dos hermanas reputas, putísimas que utilizaron la vagina con fines políticos y dejarnos esta escoria de mandatarios que nos gobiernan por años.
Miren esto: JUAN MANUEL SANTOS, Rafael Pardo Rueda y Clara López Obregón tuvieron en común algo más que su deseo de ocupar la primera magistratura de la nación, los tres son tataranietos de dos de esas hermanas Ibáñez que enloquecieron a Bolívar y Santander, desabrochados que murieron tísicos de tanto sexo con ellas y con otras.
Nicolasa Ibañez
Nicolasa y Bernardina. He aquí la historia de Colombia entre sabanas, sudores, miasmas y peos
La descendencia (Nicolasa y Bernardina) de Miguel Ibáñez Vidal y Manuela Jacoba Arias es un poderoso clan familiar por el que los colombianos hemos votado desde hace siete generaciones para elegirle seis presidentes, ministros, gobernadores, alcaldes de Bogotá y muchos congresistas.
Originaria de Ocaña, Norte de Santander, esta es una de las familias con mayor vocación de poder político en Colombia.
Como oportunistas en un nido en su seno conviven las ideologías más dispares, encarnadas en el fundador del Partido Conservador, José Eusebio Caro, hijo de Nicolasa y en su tataranieto, el ex presidente del Partido Liberal Colombiano, Rafael Pardo Rueda.
Su tataranieta Clara López Obregón, mujer burgués, sobrina de Alfonso López Michelsen, milita en la izquierda como presidenta del Polo Democrático, y más a la izquierda el cofundador del M.19, disfrazada de comunista para conseguir el poder ayudada de las masas.
Pero ¿quiénes eran Nicolasa y Bernardina, las integrantes más famosas de la familia?
Nicolasa Ibáñez tenía 19 años, en 1813, cuando coloca en Ocaña sobre las sienes de Bolívar la que será su primera corona de laurel, ya estaba comprometida en matrimonio con el realista Antonio José Caro, preso en Mompóx por las tropas patriotas de Bolívar, quien lo libera y el matrimonio se efectúa.
No sin antes Bolívar cobrar la noche de pernada. Bolívar no era marica.
AHORA, Nicolasa Ibáñez. En 1815 aparece en Ocaña el Coronel Francisco de Paula Santander de 23 años, jefe de los ejércitos del Norte y se convierte en amante de Nicolasa.
Los celos de Santander por Nicolasa fueron comidilla pública y generaron muchos escándalos, entre ellos, uno muy grave cuando era Presidente de Colombia.
Nicolasa, todavía hermosa cumplía 41 años, su cabello y sus senos abultados atrajeron al vicepresidente José Ignacio de Márquez, quien le llevó un regalo hasta su casa.
El General Santander (como en novela mexicana) apareció y por poco mata al vicepresidente, quien en venganza se le opone en las elecciones del 37 y lo vence, el episodio se considera como el origen de los dos partidos políticos corruptos tradicionales de Colombia. Nacidos esos partidos no en idearios sino en los cucos sucios, manchados y apetecidos de esta gran puta.
Nicolasa fue amante del presidente Santander, abuela del presidente Miguel Antonio Caro, abuela política del presidente Carlos Holguín y bisabuela política del presidente Roberto Urdaneta.
Su hermana Bernardina Ibáñez nace en 1803.
En 1819 fue escogida por su belleza para colocar a Bolívar la corona de laurel después de la Batalla de Boyacá. Bolívar tenía 36 años, Bernardina 16 y el guerrero desde ese instante la asedió con sus requiebros afrancesados amorosos.
Le levantó la falda en el patio y le hizo el amor en la alcoba de la guardia luego de hacer huir a los centinelas. Bolívar prendado de su juventud y pasión le escribe:
“No pienso más que en ti y en cuanto tiene relación con tus atractivos. Te escribo mil veces, pero tú ingrata no me respondes”.
Bernardina, violada y con dudosa virginidad desdeñó a Bolívar porque estaba enamorada del joven coronel Ambrosio Plaza.
Dicen que para separarlos, Santander por orden de Bolívar lo mandó al frente de combate y lo mataron en la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821.
El incidente la hizo odiar a Bolívar. Años más tarde, Bernardina, como puta refinada y damisela Se rinde al seductor más reconocido de la época y supuesto progenitor de 180 nietos, el multimillonario Miguel Saturnino Uribe Uribe Santos, socorrano, pariente de Antonia Santos.
De esa unión nace Carmen Uribe Ibáñez, a quien como fruto del pecado se le encerró en el convento de monjas de la calle 17 con 7ª en Bogotá, bajo la protección de su padre.
Para lavar la honra de Bernardina, el procurador General de la Nación, Florentino González la desposa.
Al paso de los años Carmen Ibáñez casará con el cónsul danés Carl Michelsen.
Su nieta María desposa con Alfonso López Pumarejo y la harán bisabuela del presidente Alfonso López Michelsen.
Muchos son los presidentes de la familia, pero el resto de parentela no es desconocida, entre ellos el Gran Maestro de la Logia Masónica de Colombia, Álvaro López Holguín; María Mercedes López, codirectora del Banco de la República; la canciller María Ángela Holguín; los ex ministros Ángela Montoya Holguín y Miguel Urrutia Montoya; el ex senador Miguel Santamaría Dávila; al ex alcalde de Bogotá Diego Pardo Koppel; el clavicembalista Rafael Puyana Michelsen; el escritor Eduardo Caballero Calderón; el ex presidente de Caracol Pablo Laserna Philips; el periodista Antonio Caballero; el ex presidente del grupo Grancolombiano Jaime Michelsen Uribe; el pintor Luis Caballero.
En fin, el listado sería la serie infinita de bastardos del abolengo criollo, una partida de parásitos que se creen descendientes del testículo de Cristóbal Colón, sin ser más que un vello maloliente y púbico de un par de putas de Ocaña.
Mas historia:
Dos hijas de Miguel Saturnino Uribe, hermanas medias de Carmen Ibáñez: Eloísa Uribe Maldonado y Francisca Uribe casaron dos veces con Manuel Samper Agudelo, abuelo de Manuel Ancizar, autor de “Peregrinación de Alpha”, bisabuelo de Alejandro Uribe Castaño, y tío abuelo del presidente Ernesto Samper Pizano.
Para colmo, En 1978 en el Congreso se presentó una propuesta para rendir homenaje a Nicolasa y Bernardina, pero un paisano suyo, el senador Fernando Carvajalino Cabrales, al igual que la nieta de Nicolasa, Margarita Holguín y Caro – que viajó a Ocaña a desaparecer vestigios de la infidelidad con Santander– se opuso aduciendo que la vida de las dos hermosas mujeres no era edificante. Eran unas mujerzuelas que se acostaban en la tolda que tuviera poder político. Variaban de amantes y partidos como los políticos actuales en Colombia,… la genética es un hecho irrenunciable.
Hoy muchos políticos se ufanan de ser sus descendientes y rebuscan en sus ramificaciones genealógicas algún parentesco con ellas.
Los otros hermanos de las grandes putas E hijos de Miguel Ibáñez y Manuela Jacoba Arias tampoco descuidaron sus enlaces matrimoniales.
José Miguel Ibáñez Arias fue alcalde de Bogotá en 1833 y casó con Juana Lozano Lozano, hija del prócer Jorge Tadeo Lozano y nieta del Marqués de San Jorge, primer presidente del Estado Libre de Cundinamarca.
Vicente Ibáñez Arias casó con María del Pilar Caicedo y Sanz de Santamaría, hermana del presidente Domingo Caicedo.
Antonio Ibáñez Arias, casó con Mercedes Nariño Ortega, hija del presidente Antonio Nariño y Magdalena Ortega.
Estas historias de alcoba y política nos reafirman que Colombia no es más el país del Sagrado Corazón, sino el de los descendientes de unas vagabundas de la historia llamadas las Ibáñez.
Y que no somos una república democrática, participativa y pluralista como dice la Constitución, sino una democracia hereditaria representada en esta familia presidencial.
En resumen: puede decirse que los descendientes de estas hermanas Ibáñez, son una triple manada de hijos de puta, Vividores oportunistas y saqueadores de los impuestos que recolectan del pueblo colombiano.
¡¡Todos a leer y entender la verdadera historia… no más historias!!