Fueron 150 millones del fondo de desarrollo local Rafael Uribe y 35 millones del IDPAC los que se giraron para el convenio 675 formador de formadores y Asojuntas debería aportar el 10 % al convenio, lo que equivalía a 18 millones de pesos (aprox).
Pero Asojuntas no tenía dinero para estos aportes, entonces recurrió a la solidaridad de sus asociados para conseguirlos como era obvio. Entonces los espacios que se requerían para las capacitaciones fueron los salones comunales, que cedidos en parte a menos de la mitad del costo, en algunos casos, generaban recursos para ir completando la contrapartida. Ejemplo, un salón normalmente se alquilaba por 500 mil pesos, de los cuales Asojuntas por el convenio cancelaba 200 (o 250 dependiendo de la negociación que se hiciera con el presidente) se facturaban los 500 mil y a Asojuntas se le aportaba 300 mil pesos. Y así se hizo una y otra vez con los espacios alquilados.
Otra forma fueron los aportes que hicieron los capacitadores, de su retribución por su trabajo, voluntariamente hicieron sus donaciones por la causa comunal. Ejemplo, si su retribución al trabajo era de 2 millones, su aporte voluntario podría ser de 200 o 300 mil pesos por cada formador o compañero que generaba recursos.
Una forma más era la de los refrigerios, por ejemplo, se cancelaba 2.500 pesos a la persona que los hacía, pero se pasaba una cuenta por 4.000, quedando para Asojuntas 1.500 pesitos como ayuda para completar la contrapartida. Vale la pena decir que en la mitad del proceso, termino haciendo todos los refrigerios la tesorera Stella Vivas en una muy noble labor para que Asojuntas pudiera así completar la contrapartida.
Cada gasto que generaba el convenio, hacia sus aportes voluntarios. De esta manera, no solo se logró completar la contrapartida, sino que el convenio generó un excedente de 22 millones de pesos.
Esos 22 millones de pesos quedaron en las arcas de Asojuntas dicho por el presidente y tesorera de las cuales dan testimonio las Actas de directiva y los asistentes a la reunión de directiva.
Quince días después se reúne la directiva nuevamente para tomar decisiones sobre la inversión de ese dinero, pero vaya sorpresa, según las palabras del presidente y tesorera, “después de haber hecho bien las cuentas solo quedaron 18 millones”. 5 millones habían desaparecido.
Pero lo asombroso estaba por venir, en una siguiente reunión de directiva, enero de 2010, se informó nuevamente por el presidente y la tesorera que se había hecho una inversión (que nunca fue autorizada por la junta directiva en algún momento) de 16 millones. Y ahí comenzó la hecatombe, el 31 de diciembre, curiosamente se hizo la famosa INVERSIÓN, porque de ese día están los soportes, obvio con sus buenas facturas y recibos, con sellos y timbres, legalmente todo estaba bien hecho; solo falto la firma del notario.
Dos años de lucha por que se esclarezca la verdad y hasta ahora todo en vano. Acosados por la comunidad, solicitaron al IDPAC una auditoria, que es la que viven cacareando el presidente y la tesorera tratando de demostrar su inocencia.
Vea y descargue el periódico de la época
Señores las facturas están bien hechas, los 16 millones están muy bien justificados en el papel, no crean a la comunidad tonta y vengan a poner, en esta época de elecciones, cara de inocentes, respondan como tiene que responder, no con amenazas de demandas por calumnia a quienes se atreven a denunciar estas irregularidades.
Ahora solo falta que pretendan audazmente volver a hacerse elegir aprovechando la inoperancia de las instituciones como el IDPAC, y la manipulación que pudieran hacer a la comisión de convivencia y conciliación, recuerde que dentro de ellas hay personas con un alto grado de honestidad y dignidad que no tienen precio.
¿¿Hasta cuando pretenden seguir engañando a la comunidad que representan??